viernes, mayo 04, 2007

MIGRACIONES Y SEQUIAS


España puede ser una de las zonas más afectadas por el cambio climático. Una muestra de ello es la aparición de aves del Sáhara como el corredor sahariano, el camachuelo trompetero o el buitre Rüpell. En la naturaleza, las aves suelen ser las que orientan el futuro camino de los fenómenos climatológicos. Muestra de ello son sus viajes por temporadas buscando zonas menos cálidas. ¿Significará entonces que si a España llegan aves desérticas se convertirá en una prolongación del Sáhara?
Una de las zonas peninsulares que más está notando este efecto es La Mancha, donde varias especies de aves habitan todo el año hasta que llega el verano y van hacia el norte. Uno de los agentes medioambientales de la zona, Pedro Bustamante, está especialmente preocupado por la zona, puesto que él mismo ha observado cómo varias especies, año a año, van llegando antes. Las más destacables son la cigüeña, el cuco o la golondrina, que han adelantado su llegada desde 1985 unas cuatro o cinco semanas.
Este adelanto de la llegada de grupos de aves que se alimentan de las mismas especies suele ir acompañado de un colapso de depredadores y una preocupante reducción de predadores. En otras palabras, un grupo cada vez mayor de especies se queda sin comida. A medida que suben décimas en las medias de temperatura anuales las migraciones se van produciendo antes. El caso extremo, se ha producido en Londres, donde los cisnes se han convertido en animales peligrosos al multiplicarse y comer la flora y la fauna, ya que las temperaturas se disparan y estas aves se reproducen y crecen en el mismo sitio.
El aumento de temperatura que se lleva registrando desde la Revolución Industrial es evidente. De seguir la tendencia en alza, el riesgo de extinción aumentaría en muchas especies que ya son vulnerables, sobre todo las montañosas. No hay muchas pruebas para sugerir que el cambio climático esté extinguiendo especies, pero existen pruebas que demuestran que puede acelerar el proceso. Cuando ocurren importantes alteraciones en el ecosistema se pueden producir pérdidas, al menos en el período de transición. Pero, según el señor Bustamante, la pérdida en la biodiversidad sería demasiado grande y crearía un período de tiempo inestable.
La inestabilidad se ocasionaría por la emigración de unas especies y la llegada de otras nuevas. La pirámide alimenticia podría variar y algún escalón quedar sin alimento, lo que llevaría al acercamiento de algunas especies, sobre todo aves, a la ciudad, donde les sería fácil encontrar alimento. Pero se convertirían en un problema para el ser humano. En las zonas lejanas de las ciudades, es probable que la fauna responda al cambio climático de forma individual, con importantes diferencias temporales y períodos de reorganización, lo que alteraría los ecosistemas establecidos y crearía nuevos grupos de especies con menos diversidad.
Los cambios de ecosistemas son muy difíciles de usar para hacer pronósticos y tienen limitaciones para estimar los cambios en la distribución de las vegetaciones. Sin embargo, se han observado muchas situaciones en las que los animales responden al cambio climático mucho antes de que tenga lugar ningún cambio importante en la vegetación, según informa el IPCC. Además, independientemente del cambio climático, se espera que la biodiversidad disminuya en el futuro debido a presiones múltiples, sobre todo por el aumento del uso intensivo de los suelos.
Muestra de la sabiduría de la naturaleza se da cada año con las migraciones, que no es más que la búsqueda de la temperatura ideal. Para ello recorren miles de kilómetros al año para regresar finalmente al punto de inicio. Todos recordamos decenas de películas, casi siempre de terror, en las que cuando va a ocurrir algo salen bandadas de pájaros a toda velocidad. Las aves siempre son las primeras en detectar los cambios, y ya están modificando sus conductas. Esto puede ser señal de que el cambio cada vez está más cerca. En esta realidad, no van a parecer monstruos, como en las películas de miedo. Los monstruos ya están aquí, y ni siquiera los vemos. Son los que cada día, sin pensar en nadie más que en su economía, expulsan cientos de toneladas de CO2 a la atmósfera.
Muchas veces, esos monstruos, vierten sus residuos a ríos y lagunas y cuando llega las aves migratorias para hacer una parada se encuentran con aguas totalmente inadecuadas para detenerse. Al tener que hacer viajes más largos muchas aves se fatigan y mueren en el camino. Lo mismo ocurre cuando el agua es sustraída de unos sitios hacia otros mediante trasvases u otros sistemas. De esta forma se reduce en un gran porcentaje las reservas acuáticas y por lo tanto de especies animales.
En La Mancha no escasean los ríos, pero si era el agua. La mayoría de los ríos van secos todo el año, como el Záncara, el Cigüela, el Corcoles, o el Guadiana antes de llegar a Ciudad Real. A pesar de ello, hay decenas de humedales con gran importancia ecológica ya que están en el centro de la península bastante alejados de los demás. Las lagunas que más destacan son las de Ruidera, lugar en que nace el Guadiana. Pero en realidad, la mayor parte del agua de las lagunas manchegas proviene de los residuos de las ciudades y de las depuradoras. Esto ha hecho que el nivel de contaminación aumente cada año sin que nadie se preocupe.Si cada vez ensuciamos más nuestra casa, cada vez es más difícil limpiarla, y, si no se hace, vivir. Pues es lo que estamos haciendo con el hábitat que nos rodea. Muchas aves ya no pueden detenerse en algunos espacios por la suciedad. Todos los problemas que les van surgiendo han sido claramente provocados por el ser humano. Si no es directamente por la contaminación es por su consecuencia, el aumento de las temperaturas unido, en algunas zonas, a la sequía. Este problema se prolonga más allá de lo que y, poco a poco va llegando a nosotros, exponiéndonos a olas de calor, fenómenos meteorológicos extremos, así como a cambios en temperaturas y precipitaciones. Esto puede llevar a la falta de alimentos y agua o a enfermedades y muertes relacionadas con la temperatura. Sabemos lo que puede pasar, pero, como dice Pedro, nadie se atreve a dar el primer gran paso.

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